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sábado, 28 de julio de 2012

Siguiendo con el tema, hoy quiero presentaros a otra compañera que ayer me dejó sin palabras -¡y esto es lo peor que le puede pasar a un escritor!-. Se llama Cristina Caviedes, es escritora y también tuvo el detallazo de mencionarme en su blog, por el tema de la promoción.

Mencionar, lo que es mencionar, creo que se queda muy corto... y si no, echad un vistazo aquí.

Lamentablemente (mea culpa) ayer me encontraba trabajando en la biblioteca municipal y tuve que marcharme a la hora del cierre, por lo que no tuve tiempo material de hacer esta entrada; además, me vi literalmente invadido de súbito por decenas de correos provenientes de todas partes. Pero no puedo dejar de hacer patente que, estoy seguro, acaba de nacer una buena amistad.

¡Saludos a todos y un fuerte abrazo! Prometo hacer una entrada algo más extensa y pausada en cuanto acabe con esta fase de la promoción del libro. Os mantendré informados.

viernes, 27 de julio de 2012

¡Ahí va!

Hoy no tengo motivos para estar triste; si habéis leido las entradas anteriores, veréis que lo que comentaba acerca del compañerismo entre escritores es cierto. Y no es una afirmación gratuíta.

Ayer mismo recibí el correo de una amiga y colega que me confirma aún más en esa creencia; y, por supuesto, deseo compartirlo con todos vosotros, así que... ¡ahí va!

Muchísimas gracias a Diana Ruiz Campillo, autora de Oscuro Laberinto. ¿Os gusta? ¡¡¡A mí me ha encantado!!!

jueves, 26 de julio de 2012

Promoción de La Morada de los ángeles

¡Hola amigos! Esta entrada es especial; y no va a ser larga. Es, simplemente, para comunicaros que mañana mi libro La Morada de los Ángeles se va a poder descargar de forma completamente GRATUITA desde Amazon. Así que, si quereis leerla... ¡aprovechad la ocasión!




Espero vuestras opiniones. ¡Hasta pronto!

viernes, 20 de julio de 2012

Pasión por Verne

Supongo que todos tenemos un autor o, al menos, una novela que leemos y releemos hasta la saciedad. En mi caso, esa tenencia me viene dada por Julio Verne al que ya, desde muy niño, empecé a leer con admiración. Primero en cómic -desde aquella entrañable colección que se llamaba Joyas Literarias-; después llegaron los libros y, con ellos, mi auténtica pasión por un autor que con justicia ha sido considerado como el padre de la Ciencia Ficción, amén de Herbert George Wells.
Pero, ¿qué hacía que sus obras, aun siendo quiméricas, tuviesen tanto éxito? En mi opinión, no me cabe duda: la documentación sobre la que basaba sus escritos. Y es que Verne era un amante incondicional de la Ciencia; completaba y combinaba magistralmente la historia argumental de sus escritos con cientos de datos reales extraídos directamente de sus archivos. En efecto, era aficionado a coleccionar cuantos datos e información cienífica y tecnológica de los últimos avances de la época caían en sus manos, almacenándolos cuidadosa y meticulosamente en fichas que, a continuación, archivaba. Gracias a aquella bendita costumbre, casi enfermiza, logró confeccionar más de 20.000 de aquellas fichas.

Hay quien opina que sus obras vienen envueltas en un misterioso halo premonitorio pues, argumentan, previó con muchos años de anticipación los viajes espaciales, la televisión o el submarino, entre muchas más cosas. Yo más bien creo que era poseedor de una increíble capacidad de anticipación lógica, en base a los últimos avances de la época que el escritor seguía con auténtica fruición de modo casi minimalista. Para gustos colores. Lo cierto es que, de alguna manera, supo ver las cosas mucho más allá de su contexto, como demuestra sobradamente en su obra París en el siglo XX, y que vio la luz por vez primera en el no demasiado lejano año 1994.

A lo que iba; como podéis imaginar una de mis obras preferidas es 20.000 leguas de viaje submariono; es prácticamente de las más conocidas del autor y posiblemente, también, una de las más llevadas al cine. Este verano la he vuelto a desempolvar, casi de forma espontánea, y me he sumergido en sus frías aguas -quizá por aquello de que este maldito calor veraniego invita a la imaginación a refrescarse-. La tengo aún muy recinte en la memoria. Pero debo admitir que este año me he sumergido en ella desde otro prisma, desde otra perspectiva, sin duda influenciado por la crisis y unos gobernantes que no acaban de convencer a nadie. Y a estas alturas me he dado cuenta de lo que a primera vista podría resultar obvio, pero yo jamás había contemplado con estos ojos que Dios me ha dado.
20.000 leguas de viaje submarino se dio a conocer, por vez primera, en el Magasin d'Éducation et de Récréation, de Pierre-Jules Hetzel, editor y también escritor francés gracias al cual Julio Verne publicó sus Viajes extraordinarios, de los cuales forma parte mi obra favorita. Pero Verne tuvo problemas con Hetzel que, en un principio, se negaba a publicar las aventuras y desventuras de Nemo y su tripulación a bordo del incombustible Nautilus. En efecto, el editor pensaba que el mundo, en su continuo e ininterrumpido devenir, evolucionaría gracias al progreso y la ética y, ante todo, sin violencia. Me permito recordar que desde entonces hemos sufrido los rigores de dos Guerras Mundiales, por mencionar tan sólo los conflictos más importantes.

Sí; Julio Verne se veía a sí mismo reflejado en su propio personaje. Por eso se negó a cambiar absolutamente nada del contenido del libro.

Y yo, cavilando tras la lectura y extrapolando a nuestros días el rollazo que os acabo de meter, me quedé extasiado mirando la cubierta y pensé:

¿Quién fue Nemo, sino un indignado más?

Ahí queda eso...

miércoles, 18 de julio de 2012

Oscuro Laberinto

Oscuro laberinto es el título de la novela de Diana Ruiz Campillo, una amiga más que me ha proporcionado hasta ahora el mararavillo mundo de la literatura. Aunque aún no he tenido la oportunidad de leerlo, la trama parece prometedora; he aquí la sinopsis:

"La vida de Luis Valle se ve envuelta en densas tinieblas al conocer a Juliana. Lo que comenzó como una repentina y apasionada historia de amor termina convirtiéndose en una carrera desenfrenada y angustiosa por un laberinto de intrigas, mentiras y terribles luchas contra el mundo de la oscuridad. ¿Podría acaso en medio de las sombras y la maldad del laberinto brillar una luz que mostrara el camino de salida? Una apasionante historia de misterio, intriga y amor donde las fuerzas ocultas del mal se muestran tal y como son. Un libro que atrapa y conmueve hasta las fibras más profundas del alma."


¿Qué os parece? Además, Diana ha preparado recientemente el book-trailer de su obra, que ya he visualizado en su blog y que, supongo, encierra muchas horas de trabajo. Como soy un auténtico desastre -todavía- con esto de la informática, os dejo un enlace con su blog para que echéis un vistazo al book-trailer. ¡No os decepcionará!

Hasta pronto y... ¡buenos libros!

viernes, 13 de julio de 2012

Competencia, competitividad... y buen rollo

Siempre me ha dado la impresión -muy particular, por supuesto- de que entre los escritores que han publicado sus obras en papel -el mercado tradicional del libro- no ha habido demasiada química, entendida ésta como aquel buen savoir faire en el que la norma no es la competencia sino la sana competitividad, el vive y deja vivir, el hakuna matata de los suajili o el don't worry be happy que cantaba tan alegremente Bob Marley durante aquel verano de no recuerdo hace cuántos años -sin duda muchos-, pero cuya versión original pertenece, por aquello del reconocimiento y los derechos, al compositor de jazz Bobby McFerrin.

Pero ahora estamos asistiendo a otro fenómeno que, bajo mi humilde opinión, abre una nueva etapa en el camino, quizá como una especie de contraposición a tal proceder. Y es un fenómeno que sólo han sido capaces de disparar las nuevas tecnologías que, estableciendo un puente directo entre el escritor y el lector (las dos figuras claves e imprescindibles necesarias para que se produzca el sublime acto de la lectura), han hecho posible la aparición de una nueva y extensísima hornada de autores que están demostrando -sobradamente- que aún queda por decir mucho en el mundo de las letras.

No hace falta mas que asomarse a Twitter; ahí se promocionan -nos promocionamos- y promocionan sus obras. Y se respira compañerismo y camaradería. Supongo que también habrá de todo, por supuesto; pero lo cierto es que ahora -y hablo de mi propia y corta experiencia en dicha red social- han cambiado algunos roles. Y es que los escritores independientes ya no se ven obligados a mendigar, como solía venir pasando hasta ahora. Creo que todos asumimos que hay lectores para todos, y nadie roba el pan de nadie; esa es, al menos, la filosofía que a mí me gusta.

¿Somos escritores noveles? No todos. Aunque pienso que sí a una muy buena parte nos ha rechazado en más de una ocasión una editorial o un agente literario; gajes del oficio. Pero no hay lugar para las disputas y la rivalidad mal entendidas.

Como dijo alguien, lo cortés no quita lo valiente.

martes, 10 de julio de 2012

¿Quién dijo que era fácil... ?

No me sorprendió demasiado leer, ayer, la petición de una escritora solicitando los servicios en línea de un agente literario. ¿Cómo podríamos llamarlo... un ciber-agente, o algo así? Hay quien los denomina community manager y, al parecer, ya eran conocidos en otros ámbitos dentro de la red. Tarde o temprano tenía que aparecer esta nueva figura que a partir de ahora, supongo, empezará a dar de qué hablar.

Sin embargo, y hablando de un medio en el que es posible despuntar sin intermedirarios, se me plantea una pregunta casi obligada: ¿no estaremos siendo testigos del nacimiento de una nueva era en la que, como de costumbre en el mundo de las letras, continuarán mandando los mismos? Es decir, y dicho de otro modo: ¿llegará el día en que, para poder comerse una rosca en Amazon, como en el mundo real, hará falta estar representado por un agente literario? Dios sabe que no tengo nada en contra de estos profesionales que, por otra parte, son necesarios en algunos casos -yo mismo continúo aún a la espera... -. Lo que ya no me parece tan atractivo es volver a pensar en la idea de montar otra especie de monopolio o círculo cerrado de la misma clase en internet, en el que el autor novel o poco conocido no tenga ninguna oportunidad.

Amigos, yo no me quejo de mi situación ni de mis decisiones. Hace un año y medio -mes arriba o mes abajo- decidí dedicarme profesionalmente a esto y, por lo tanto, estoy haciendo lo que en realidad quiero hacer. Ni más ni menos. Contra viento y marea. Pero eso significa, también, asumir las consecuencias fruto de mi propia decisión: celebrar mis éxitos, por pequeños e insignificantes que éstos puedan ser; intentar ser humilde; aprender cada día un poco más de este oficio y también, por supuesto... tragarme mis miserias en silencio cuando éstas sobrevienen.

En ese sentido, comparto por completo la opinión de Blanca Miosi: hay que trabajar mucho; hay que madrugar y acostarse más bien tarde. Hay que escribir... y hacerlo como los dioses, si quieres llegar a desprender un poco de luz en esa jungla llamada Amazon. Y, una vez hecho todo esto, no te vale aquello de irte a dormir. Tienes que continuar promocionando tus libros, ampliando amistades, trabajando en las redes sociales y, en definitiva, tienes que dejarte oir y dar que hablar si quieres que alguien repare en tu obra.

Eso es lo que elegí; eso es lo que tengo. Y creedme: no me arrepiento en absoluto.

Hace tiempo una buen amiga, que me conoce desde hace varios años, me comentó que parezco estar viviendo continuamente al filo del precipicio. Y, lo mejor de todo, es que se me ve cómodo haciéndolo.

Desde luego, debe ser una metáfora muy, pero que muy florida. Pero lo cierto es que, como decía, hace aproximadamente un año y medio desembarqué en la tierra de la literatura y decidí quemar mis naves. No había retorno, no había marcha atrás. Ni quería.

Ni quiero.

¿A dónde deseo ir a parar con esto? Pues a que estoy convencido de que puede hacerse, a pesar de las opiniones de los más escépticos... o los menos positivos. Pero, de todos modos...

¿Quién dijo que esto iba a ser fácil?

viernes, 6 de julio de 2012

Lo prometido es deuda

Como prometí en el post anterior, dejo aquí la sinopsis de La Morada de los Ángeles. En principio no se trata de nada más que del resumen que acompaña a la obra en Amazon y que, al igual que hice con Las Crónicas de Elan Croser, me gustaría compartir aquí con los que aún no habéis tenido la oportunidad de asomaros al portal:

"Los hechos se desarrollan en 2007; están desapareciendo multitud de niños de edades comprendidas entre los once y los trece años. No dejan pistas; no dejan huella. Tan sólo, en contadas ocasiones, anónimos testigos observan a la víctima durante los momentos previos a la desaparición siempre acompañada por otro muchacho. Después, silencio.
Desde los distintos Departamenteos de Polícía de varios países se detecta el fenómeno. Hay que investigar, y hacerlo rápido, antes de que los hechos salten abiertamente a la luz pública causando una alarma social de incalculables proporciones. Otro dato: la provincia de Valladolid destaca en mucho, con respecto a otros lugares, en número de desapariciones. Motivado por la machacona insistencia con que un periodista vallisoletano esgrime y defiende la tesis de que las desapariciones son obra de las mafias que trafican con órganos humanos, desde el Ministerio del Interior se decide, finalmente, enviar a la ciudad a una inspectora perteneciente al Cuerpo Nacional de Policía. Debe aclarar el asunto a toda costa. Oficiosamente, la joven inspectora contará con la inestimable colaboración de un escritor e investigador freelance, con el que ya ha trabajado en otras ocasiones... y por el que se siente irremediablemente atraída. Pero cuando la inspectora llega a Valladolid y da inicio a la investigación, nada es lo que aparenta ser. Aparece el cadáver de una niña; y le siguen otros... sólo que los resultados de las correspondientes necropsias son desconcertantes y, sobre todo, arrojan a la luz un detalle espeluznante: no tienen padres biológicos. ¿Cómo es eso posible?
Entretanto, otro enigmático fenómeno empieza a inquietar a una joven bióloga especializada en botánica: fortuitamente descubre una enorme área extrañamente invadida por lo que parece ser un extenso campo de energía. Sólo es visible en el espectro infrarrojo, mediante la utilización de la película fotográfica diseñada para tal fin. En las imágenes, el misterioso campo energético destaca como una inocente y estática mancha de tonalidades azul verdosas; pero la bióloga detecta también otros cambios significativos. Más tarde, gracias a una antigua compañera de estudios e infancia que trabaja en el Centro Estatal de Meteorología, tiene constancia de que la extraña zona que ha descubierto no es sino una de entre cientos... repartidas por toda la extensión del planeta.
Finalmente, y como colofón, Ramiro Asensio, un sencillo sacerdote aquejado por una grave crisis espiritual que le está obligando a replantearse por completo los pormenores de su actual ministerio se verá implicado en la particular investigación policial. Su padre, enfermo terminal de un despiadado cáncer tardíamente diagnosticado que lo llevará a la tumba, jugará un papel decisivo y totalmente insospechado en la resolución del enigma. Por otra parte Tere, la cuidadora que ha estado a cargo de su padre hasta el último instante, está perdidamente enamorada de él. Y al Padre Ramiro no le pasa desapercibido el hecho de que siente lo mismo por la muchacha, entrando automáticamente en conflicto con sus propios intereses emocionales y espirituales. Tendrá que tomar duras decisiones cuyas consecuencias arrastrará durante el resto de su vida.
Un mismo y desconcertante hecho analizado desde facetas tan distintas como el periodismo, la religión, la ciencia o la investigación policial. Todos harán su pequeña aportación para tratar de despejar la incógnita que, muy lejos de suponer la solución definitiva al problema, se revela como un aviso de especial trascendencia que coloca a la humanidad en una desagradable encrucijada. Aunque escrita en clave de ficción, La Morada de los Ángeles encierra, como telón de fondo, un serio y acuciante problema que sitúa al ser humano en una delicada tesitura. Es el relato de una historia que, lejos de toda devoción, el atormentado sacerdote se verá en el deber de narrar obligado por determinadas y tormentosas circunstancias".

Espero abrir próximamente una página dedicada al libro en facebook, en la que dejaré comentarios relacionados con la obra: sobre su temática, los personajes, el mensaje final de la novela -pues lo lleva, y es importante- y otros aspectos relacionados con ella.
Entretanto, amigos, sólo me resta desearos un buen fin de semana y, por supuesto...
¡¡¡Buenos libros!!!

miércoles, 4 de julio de 2012

La Morada de los Ángeles

Hoy por fin he decidido publicar en Amazon la que considero hasta ahora mi ópera prima, la novela La Morada de los Ángeles. Ha sido una decisión bastante complicada, a causa de varias cuestiones pero, finalmente, he cerrado los ojos con fuerza y me he lanzado al vacío.
Hablar de un libro como éste evoca en mi mente y en mi corazón sentimientos y sensaciones muy encontradas. La confección de esta obra -de la que particularmente me siento orgulloso- me ha supuesto casi un año y medio de dedicación full-time. Y puedo aseguraros que ha habido momentos de toda clase y de todos los colores, por no mencionar las largas jornadas de ocho o diez horas que también he pasado frente al ordenador con la pantalla totalmente en blanco y a punto de arrojarme sin remisión a la bebida.
Porque haberlas, desde luego, las ha habido.
Pero ha merecido la pena, os lo aseguro; y, precisamente, me gusrtaría agradecer desde estas líneas esas lecturas nocturnas y "voluntarias" realizadas por algunas personas de mi entorno. La lista no es demasiado larga, pero el apoyo incondicional de todos ellos ha servido para que este escritor retomase aliento en los momentos difíciles. Y sus críticas, dolorosas en alguna ocasión, han contribuído siempre en positivo para que este proyecto diese como resultado las cuatrocientas cincuenta y tantas páginas en formato DIN A4 a un solo espacio que configuran la obra.

A Marga, mi esposa, que tantas horas de sueño se ha quitado por leerme.
A Montse, mi hermana, en la trastienda de cuya cafetería se gestó buena parte del libro.
A Alfredo, mi cuñado, siempre atareado con sus viajes pero con el que mantuve unas charlas extraordinarias.
A Joanet, ese pavo paciente y siempre contento que sabe afrontar la vida con tan buen humor.
Y finalmente a mi madre, Encarnación que, aunque ha intentado leerlo en varias ocasiones, no ha sido capaz de continuar haciéndolo por las palpitaciones que le causaba el tema sobre el que trata la obra.

A todos ellos, mi más sincero y decoroso agradecimiento.

¿Pero sabéis lo más hermoso de todo esto? Que les ha gustado a todos; sin excepción. Es tarde y ahora, a solas ante la pantalla de mi ordenador, rememoro los intensos momentos vividos junto a los personajes; esos personajes que me han hecho reir, llorar y, algunas veces, hasta me han proporcionado algún que otro dolor de barriga. O las largas horas de investigación y documentación tratando de comprender los entresijos de la genética, la biología, la ecología, la investigación policial o la criminalística. Sencillamente fascinante.

En una próxima entrada prometo dejar una sinopsis. Hasta pronto y... ¡buenos libros!


martes, 3 de julio de 2012

Gastronomía literaria

Muchos opinan que la cocina es pura química; no tengo mucha idea al respecto, pero supongo que es cierto. El buen cocinero tendrá que tener en cuenta muchísimos factores a la hora de preparar un plato para que, cuando llegue el momento de ser degustado, el comensal no tan sólo se atenga a probarlo sino que, además, lo deguste, lo saboree y disfrute hasta tal punto que más tarde, incluso, lo impulse a repetir y a elevar el plato de marras a la categoría de Arte.
Creo que lo mismo sucede con la Literatura. Sea cual sea su procedencia, pues durante los últimos años estamos viendo que lo tradicional viene acompañado -¡y con qué fuerza!- por nuevos productos como el ebook, los audiolibros o, incluso, los blogs tradicionales de internet. O si no, que se lo digan a Stephen King, cuando empezó a publicar su novela en su propia bitácora, hace tantos años.
Sin embargo, no creo que sea demasiado buena idea ceñirse, a la hora de escribir, únicamente a lo que dicen los manuales. A mi entender, ese acto tan íntimo y personal que se produce entre el escritor y su obra tiene que estar aderezado por algo más. Y no digo que las normas no sean buenas en cuanto a lo que a escribir se refiere, ni muchísimo menos. Son buenas y necesarias.
Lo que pretendo transmitir es el hecho de que cuando uno lee, ya sea a JK Rowling, a Stephen King, a Dan Brown, a Verne, a Shakespeare o, incluso, al último autor novel totalmente anónimo y desconocido que empieza a despuntar en medios como internet, puede percibir ese sabor característico que tan sólo es capaz de proporcionar su autor a la obra y que, por mucho que nos empeñemos, difícilmente puede lograrse aplicando únicamente las normas.
¿De qué manera, sino, reconoceríamos a un escritor?
En materia de Criminología existe una máxima que, afecha de hoy, es incuestionable: toda persona deja su huella en el escenario; todo escenario deja su huella en la persona. Se "contaminan", por así decirlo, mutuamente.
Extrapolando esta idea a la relación libro-escritor, siempre sucede lo mismo. El libro siempre deja su huella, por nimia que sea, en el autor. Y viceversa; es difícil encontrar una obra litararia que no nos diga muchas cosas de su autor.
Me encanta escribir; y me apasiona la lectura. Particularmente pienso que cada uno de los libros que han caído en mis manos rezumaban ese espíritu, ese toque especial y casi mágico que han sabido darle a la obra sus autores... como veis, siempre me dejo abrazar por esa parte romántica -no práctica- de la Literatura.
Quizá sea esa, de todos modos, la quintaesencia que nos invade cuando abrimos un libro dispuestos a soñar...